ما أكثر المعاهدات في التاريخ! ولكن ما أقلَّ المعاهدات الناجحة! فكيف تكون المعاهدات الناجحة؟ وما السمات والشروط التي يجب توافرها كي تؤتي ثمارها المرجوة؛ وهي توفير أكبر قدر من التعايش والسلم بين أفراد البشرية والمجتمعات الإنسانية؟
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Uno de los dones de Al∙lâh hacia la comunidad musulmana (Umma), es el amor a él. A través de ella, la relación entre los musulmanes
Uno de los dones de Al∙lâh hacia la comunidad musulmana (Umma), es el amor a él. A través de ella, la relación entre los musulmanes se fortaleció al principio de Ad·da'wa (Llamamiento y convocación al camino recto de Al∙lâh); pues, después de odiarse y combatir entre sí en la Ÿâhilîa (época pre-islámica), gracias a Al∙lâh, se convirtieron en hermanos que se aman. Al∙lâh, dice acerca de ellos “y por Su gracia os habéis convertido en hermanos.[1]”. Luego, Al∙lâh hizo la hermandad sincera, una prueba sobre la fe que el siervo tiene en su Señor, pues dijo “Los creyentes son, en realidad, hermanos[2]”.
También, el Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) elogió a los que se aman por la causa de Al∙lâh, y manifestó el grandioso fruto de este amor en la Última Vida; pues dijo bajo la autoridad de Abû Hurayra (que Al-lâh Esté complacido con él) “Al∙lâh cubrirá a siete personas con su sombra (en el Día del Levantamiento)…” y mencionó entre ellos “dos hombres que se aman por Al∙lâh, se reúnen por él y se separan por él…”[3].
Asimismo, censuró la disputa y litigio entre los hermanos, pues dijo bajo la autoridad de Abû Ayyûb (que Al-lâh Esté complacido con él) “No está permitido a un hombre abandonar a su hermano por más de tres noches; de modo que se encuentren y se eviten. Sin duda, el mejor de ellos, es quien empieza el saludo primero”[4].
Y en su biografía (Sira), podemos observar que trataba a sus compañeros de una manera igualitaria, demostrando su amor a todos ellos; como si dedicara un amor especial a cada uno, diferente del otro, puesto que describió a sus compañeros con cualidades que refuerzan el amor entre ellos. Por ejemplo, describió a Az-Zubayr Ibn Al ‘Awwâm (que Al-lâh Esté complacido con él) como su apóstol[5] , a Abu Bakr y ‘Omar (que Al-lâh Esté complacido con ellos) como sus ministros[6] y a Hudayfâ Ibn Al Yammân (que Al-lâh Esté complacido con ella) como su confidente[7]. Además, nombró a Abû ‘Ubaydâ ‘Ámir Ibn Al Ÿarrâh (que Al-lâh Esté complacido con él) como el honesto de la Umma[8].
También, compartía la comida y bebida con sus compañeros; con el fin de fortalecer los lazos de amistad y amor. Ÿâbir Ibn ‘Abdul∙lâ (que Al-lâh Esté complacido con él) dijo ‘Estaba sentado en mi casa, cuando el Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) pasó por mí lado y me señaló, así que me levanté y me fui hacia él. Entonces tomó mi mano y partimos, hasta llegar a una de las habitaciones de sus esposas, donde entró. Luego, me dio permiso y entré, habiendo un velo separador. Él preguntó “¿Hay comida” Respondieron ‘Sí’. Por lo tanto, trajo tres panes y los puso sobre la mesa. Luego, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), tomó un pan y lo puso en sus manos, tomó otro y lo puso en mis manos y cogió un tercero y lo dividió en dos; mitad para mí y mitad para él. Después dijo “¿Hay algo para comer con el pan” Contestaron ‘Hay solamente un poco de vinagre’. Dijo entonces “Traedlo, es perfecto”[9].
Así mismo, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), compartía con ellos sus bromas y divertimiento –y sus bromas eran absolutamente verdaderas. Pues, la chanza con los amigos, es uno de los motivos principales para acercarse y unirse. Y, de entre estas situaciones maravillosas, trasmitidas por Mensajero de Al∙lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), destaca la que narró Anas (que Al-lâh Esté complacido con él) acerca de un beduino, de nombre Zâhir, el cual solía ofrecer al Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) regalos del desierto, y a cambio de eso, éste le preparaba las monturas y demás enseres para viajar. El profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo “Zâhir es nuestro desierto y nosotros somos su metrópoli”. El Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) le amaba mucho, aunque era un hombre de aspecto feo. Un día, mientras él vendía sus mercancías, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) llegó y le abrazó por la espalda, sin que el hombre le viera. El beduino exclamó ‘¡Déjame! ¿Quién eres’ Luego se giró y vio al Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), quien empezó a decir “¿Quién compra al esclavo” Por consiguiente, el hombre dijo ‘¡Oh, Mensajero de Al∙lâh! Seguro que entonces me consideras barato. Así que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) le contestó “Pero ante Al∙lâh no eres barato” o dijo “Pero ante Al∙lâh eres caro”[10]. Así, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) trataba con la misma psicología a sus compañeros; de modo que elevaba su posición, se alegraba por su felicidad y se entristecía con sus penas.
Y en los momentos más duros para los musulmanes, el Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) era para sus compañeros como uno de ellos; sufría por lo que sufrían, sentía dolor por sus dolores y buscaba cualquier cosa para satisfacer su hambre y alegrarles sus tristezas. Pues, a pesar del hambre que los musulmanes pasaron en la batalla de Al Jandaq (La trinchera), y a pesar de la poca comida que Ÿâbir Ibn ‘Abdul∙lâh (que Al-lâh Esté complacido con él) preparó, sin embargo el Mensajero de Al∙lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) no comió, sin hacer a sus compañeros participar con él; ya que les llamó diciendo “Oh gente de Al Jandaq, Ÿâbir ha preparado algo de comida, así que venid rápidamente”[11].
Además, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) compartía con sus compañeros sus crisis y desgracias de manera eficaz, albriciándoles unas veces con la recompensa y el placer que Al∙lâh les dará en la Última Vida, y otras veces solucionando sus problemas de forma práctica. Por ejemplo, cuando ‘Abdul∙lâ Ibn Ÿahsh (que Al-lâh Esté complacido con él) se quejó a él, de que Abû Sufiân había tomado su casa en La Meca después de Al-Hiÿra [Hégira emigración del Profeta de Makka (La Meca) a Madina (Medina)] y la vendió, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) le dio la buena nueva, pues dijo “¡Oh, Abdul∙lâh! ¿No te gustaría que Al∙lâh te diese una casa mejor que esa en el Paraíso” Respondió ‘Sí’. Entonces el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo “Ya la tendrás”[12].
También, en la época del Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), otro compañero fue puesto a prueba respecto a unos frutos que había comprado, de modo que su deuda se hizo grande. Entonces el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo a sus compañeros “Dadle caridad”. Así que la gente le dio caridad, pero aún así no le llego para pagar toda la deuda. Por lo tanto, el Mensajero de Al∙lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo a los acreedores “Tomad lo que hay, y no obtendréis más”[13].
El Mensajero de Al∙lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) era un buen amigo para sus compañeros; los aguantaba en sus alegrías y tristezas, en su fuerza y debilidad. Pues no se distinguía de ellos con ningún privilegio, sino que era uno más de ellos en cuanto a la comida, bebida y vestimenta; lo que hizo a muchos incrédulos admirar la gran unión que había entre sus compañeros y amigos. Abû Sufiân Ibn Harb dijo antes de abrazar el Islam “Nunca vi a una persona amar a otra como los compañeros de Muhammad le amaban.”[14]
[1] [Sura Âle-‘Imrân (La Familia de ‘Imrân) 3 Aleya 103].
[2] [Sura Al-Huÿurât (Los Aposentos Privados) 49 Aleya 10].
[3] [Al Bujârî (660)].
[4] [Al Bujârî (6077)].
[5] [Al Bujârî (2846)].
[6] [At-Tirmidî (3680) Hasan Garib] [Al Hâkim (3046) Sahîh] [Musnad Ibn Al Ÿa‘d (2026)].
[7] [Al Bujârî (3742)] Al Kattâni, investigado por Munîr Al Gadhbân At-Tarâtîb Al Idâriâ Fi Nidhâm Al Hukûmâ An-Nabawiyyâ, pág. 82.
[8] [Al Bujârî (4380)].
[9] [Muslim (2052)].
[10] [Ahmad (12669) [Shu‘ayb Al Arna’ut Sahîh] [Al Baîhîqî (11724)].
[11] [Al Bujârî (2905) [Muslim (2039)].
[12] Ibn Hishâm As-sira An-nabawiyya (La biografía profetíca) 328, As-suhaylî Ar-rawdh Al Anif (Los jardines dignos) 4166.
[13] [Muslim (1556)] [At-Tirmidî (655)] [An-Nasâ’î (4530)] [Abû Dâûd (3469)]. Consulte Al Hattâb Mujtasar Al Ÿalîl 57. (El Compendio de lo precioso)
[14] Ibn Hishâm As-sira An-nabawiyya (La biografía profetíca) 2172.
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