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Obama, viajó a Arabia Saudí en el marco de su segunda visita, en un contexto político y social completamente distinto.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, viajó a Arabia Saudí en el marco de su segunda visita luego de haberlo hecho en 2009, en un contexto político y social completamente distinto. EE.UU. busca fortalecer su alianza con Riad y despejar las tensiones entre sí y por el otro lado atraer la postura del país árabe contra Rusia.
En las últimas décadas Arabia Saudí se ha considerado como un socio y aliado cercano para los Estados Unidos en la región de Oriente Medio y ambos disponen de buenas relaciones, por lo tanto, la política exterior saudí residía principalmente en satisfacer las estrategias de Washington en la región. No obstante, en los últimos meses ha habido una ligera tensión entre estos dos aliados debido a las políticas de Obama sobre varios asuntos en esa zona que los elaboraremos a continuación.
Crisis en Siria
La tensión entre Riad y Washington empezó con la discrepancia entre estos dos sobre una opción militar contra Siria. Mientras Arabia Saudí estaba proveyendo el gasto de un ataque directo contra el gobierno de Bashar al-Asad en Siria, el pasado mes de septiembre, la administración de Obama no solo rechazó la oferta saudí al respecto, sino limitó el envío de sus apoyos logísticos a los terroristas que operaban contra el gobierno sirio. La decisión de Estados Unidos se limitaba a dos razones principales; por un lado los terroristas luego de recibir apoyos financieros y logísticos por parte de algunos países de la región de Oriente Medio y de Occidente han sido organizados de la mejor manera y debido a sus ideologías radicales y su intención de extender sus pensamientos y creencias a otros países se consideran como una gran amenaza ya que los miembros de estos grupos terroristas provienen de más de 40 países y a su regreso a los países de origen pueden alterar la seguridad de estos países. Por el otro, la administración estadounidense prioriza sus intereses antes que los de sus aliados en la región, así que evitó meterse en otra guerra teniendo en cuenta las consecuencias para su país en la situación económica que atravesaba. Además, ya la Casa Blanca está confesando, no claramente, que en la situación actual es mucho mejor que el gobierno de Al-Asad esté en el poder ya que no hay un grupo o un personaje mejor que él para sustituirle, ya que la llegada al poder de los terroristas significaría un desastre no solo para el país árabe sino para el mundo, debido a los motivos mencionados.
Debido a que el gobierno saudí apoyó con toda su capacidad la guerra contra el gobierno sirio, el rechazo de la Casa Blanca a su oferta, que a su juicio se consideraba como un golpe final para derrocar a Al-Asad, Riad se vio solo y perjudicado en las ecuaciones regionales y le costó mucho esa actitud de EE.UU., ya que también significaba como su fracaso ante el eje de la resistencia formado por Irán, El Líbano y Siria.
Acuerdo con Irán
Después de la llegada del nuevo presidente iraní Hasan Rohani al poder ha habido un cambio sensible en la política exterior de Estados Unidos hacia el país persa. Ambos países recurrieron al diálogo para resolver el tema nuclear iraní. De tal manera que el pasado mes de noviembre Irán y el Grupo 5+1 (EE.UU., el Reino Unido, Rusia, China, Francia más Alemania) suscribieron un acuerdo y apostaron para llegar a un acuerdo definitivo hasta el próximo 20 de julio al respecto. Ese tema ha sido de gran preocupación para el país árabe ya que alega que un acuerdo final entre Irán y Occidente aumentará el poder de ese país en la región de Oriente Medio al aumentar sus actividades en Siria, Irak y El Líbano.
Tal como sabemos, Arabia Saudí tiene una discrepancia ideológica con Irán que cree en el Islam chií, por lo tanto, no ve las circunstancias actuales, especialmente el acuerdo nuclear, con buenos ojos, e intenta presionar a los Estados Unidos para que continúe con las sanciones a Irán e impedir su desarrollo e influencia en la región. Razón por la cual, el pasado mes de octubre en un acto sorprendente Arabia Saudí renunció al puesto rotatorio en el Consejo de Seguridad de la ONU para el que fue elegido por primera vez. Si bien alegó que su renuncia se debía a la inutilidad del Consejo, era bien claro que su decisión tenía raíz en lo que estaba pasando sobre Siria e Irán y en concreto mostrar su rabia hacia las políticas de EE.UU. Ya que en aquel entonces, el jefe de la inteligencia de Arabia Saudita, el príncipe Bandar bin Sultan, había afirmado que habría un cambio en la política exterior saudí hacia Washington y que su país no quiere más nunca ser dependiente a EE.UU.
Ante esa situación, el presidente Barack Obama en su reunión con el rey de Arabia Saudí, Abdolá bin Abdelaziz Al Saud, el pasado viernes en Riad, aseguró que Washington “no aceptará un mal acuerdo” con Irán, además garantizó que Estados Unidos y Arabia Saudí “siguen siendo alineados”, pese a las discrepancias en varios asuntos.
La discrepancia entre estos dos no se limita solo a Irán y Siria, sino se debe al cambio estratégico de la política exterior de EE.UU. y orientar su enfoque en la zona Asia-Oceanía y de ese modo Riad se verá solo o mejor dicho con menos apoyos de EE.UU. en la región. De acuerdo con fuentes saudíes, Washington se está encaminando hacia la autosuficiencia en los campos de gas y petróleo. EE.UU. al aumentar su producción petrolera y gasífera superó Arabia Saudí en ese campo y de ese modo parece que ya la región de Oriente Medio no le importa mucho a Washington.
Pero no se debe olvidar que tanto Arabia Saudí como EE.UU. se necesitan uno al otro y no pueden reducir sus relaciones por diferentes motivos, uno de ellos es el tema de los recursos petroleros saudíes con el que Washington puede presionar a aquellos países que se le oponen. Por el otro lado, Riad necesita mucho a EE.UU. especialmente en esa circunstancia en la que se ha quedado un poco aislado en la región, luego de que se intensificaran las tensiones con Catar y el Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico se quedara a punto de la desintegración.
Por lo tanto, ha habido unos movimientos por parte de ambos países que muestra la intensión de los dos para despejar las tensiones; el viaje de Obama a Riad para aliviar la distancia política y a su vez, el rey saudí y su decisión de destituir al príncipe Bandar bin Sultán del cargo de jefe de la Inteligencia. Está previsto que el ministro del Interior, Mohamad bin Nayef, asuma su puesto, quien goza de un respaldo estadounidense que lo privilegia por encima de otros príncipes de la monarquía árabe.
Presionar a Rusia
El mandatario estadounidense llevó a cabo una gira por Holanda, Bélgica e Italia antes de su viaje a Riad. Esa gira que tuvo lugar mientras las tensiones entre Rusia y EE.UU. han llegado a su auge; Washington y sus aliados europeos impusieron sanciones contra las autoridades rusas, incluso amenazaron con más presiones, a su vez, Rusia impuso embargos contra autoridades estadounidenses y una vez más recurrió a su plan de presionar al Occidente con cerrar el grifo de gas y petróleo. En esa circunstancia Obama intentó unificar más la Unión Europea con sus políticas contra Rusia y despejar las preocupaciones de sus aliados occidentales sobre sanciones de Rusia en el sector energético y en su rueda de prensa en Bruselas afirmó: Toda esta situación apunta a una necesidad de Europa de diversificar sus fuentes de energía. Y como Estados Unidos tiene recursos energéticos adicionales desarrollados en parte gracias a las nuevas tecnologías, hemos autorizado la exportación de gas natural para su uso en Europa.
Luego de esa gira europea partió hacia Arabia Saudí, un país que actualmente cuenta con la producción de entre un millón y un millón y medio de barriles de petróleo más de lo que se debe producir, así que si EE.UU. y Arabia Saudí envían al mercado entre 500 y 750 mil barriles de petróleo, caerá unos 12 dólares el precio de esa materia y Moscú perderá unos 40 mil millones de dólares de sus ingresos petroleros. Razón por la cual, la cooperación de Arabia Saudí con EE.UU. en ese sentido además de presionar a Rusia para cambiar su actitud hacia Ucrania, contribuiría mucho al mejoramiento de las relaciones entre estos dos aliados.
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